Se construyó en terreno donado por el padre Mateo Rebolledo, en el que fuera jardín de su casa, con aportación popular. La primera piedra se colocó en 1828 y los fieles trabajaron de forma desinteresada, por faenas, hasta su conclusión en 1833. Se venera en ella también una imagen del Santo Niño de Atocha, traída del convento de Santa Clara de Querétaro por el insurgente local Juan Clímaco Rebolledo.
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